Símbolo indudable de la llamada “Cortina de Hierro”, el Muro de Berlín fue resultado de los trágicos acontecimientos que sacudieron a Alemania debido a la II Guerra Mundial. Luego de la victoria de los Aliados, éstos países se repartieron el devastado territorio de la Alemania vencida. La Unión Soviética comenzó a desarrollar, en la parte de Alemania que le fue adjudicada, un Estado obrero satélite, que finalmente se llamó República Democrática de Alemania (DDR por Deutsche Demokratische Republik o en español, RDA). Por su parte, las potencias capitalistas dirigidas por Estados Unidos crearon la República Federal de Alemania (BD por Bundesrepublik Deutschland o en español, RFA), convirtiéndose Alemania en dos países.
El conflicto que dio origen al muro se debió a que no sólo el territorio del país estaba dividido, sino que a su vez el de la capital, Berlín, pero sin una frontera física. Es decir, en la misma ciudad (enclavada en la RDA) convivían y trabajaban ciudadanos de ambas Alemanias prácticamente sin restricciones, y sin ninguna división que impidiera el acceso de un territorio al otro. Tal situación provocó una ríspida crisis política, que derivó en espionaje y boicot económico entre ambas partes, dada la radical diferencia entre la estructura política y social de un Estado y de otro.
El muro constituyó la frontera entre ambos países al interior de Berlín, a partir del 13 de agosto de 1961. Fue construido a instancias del Partido Socialista Unificado de Alemania, y llamado Antifaschistischer Schutzwall (Muro de Protección Antifascista).
El muro medía 155 kilómetros de perímetro, 3.6 metros de alto y su demolición inició el 9 de noviembre de 1989, seis días después de que la RDA desapareciera y su territorio se inocorporara a la RFA.