La Cháng Chéng o Larga Fortaleza, conocida mundialmente como La Gran Muralla o simplemente La Muralla China, fue construida durante muchos siglos, del siglo V A.C. al siglo XVI de la edad moderna. Mide 21, 196 kilómetros.
Su finalidad era brindar protección a la frontera norte del Imperio Chino, constantemente allanada por los pueblos vecinos, entre los que históricamente tuvieron un rol protagónico los nómadas xiongnu, pueblo ganadero de la región central de Asia, que arribaba a las fronteras chinas proveniente de Mongolia y Manchuria.
Los materiales con los que la muralla fue construida varían dependiendo de la zona, ya que se usó lo que había disponible en las diferentes regiones (no fue construida con huesos humanos, como algunos afirman). Durante varios períodos históricos, como el del reinado de la dinastía Qing (1616-1911), la muralla dejó de ser reparada debido a que ya no fue necesaria ante la incorporación de Mongolia al Estado chino. Hoy en día es un importante atractivo turístico, Patrimonio de la Humanidad (UNESCO).
Con el paso del tiempo se generaron muchos mitos sobre la muralla, pero sin duda el mayor es la afirmación de que es visible desde el espacio exterior.