Hoy resulta difícil imaginar Mortal Kombat sin sangre. En la adaptación del primer Mortal Kombat para la consola Super Nintendo Entertainment System (SNES), publicada en 1993 por Acclaim, una de las principales características del juego no hace acto de presencia: la sangre. El motivo de esto es una política de censura vigente en Nintendo en aquella época, denominada “Family Friendly” (amistoso para la familia). Para nadie es un secreto que Nintendo siempre ha enfocado sus esfuerzos hacia el mercado familiar, y la mejor muestra de ello es que sus propios contenidos y títulos han sido históricamente enfocados al mercado infantil y de todo público. Por esta razón, y también como una estrategia de mercado para posicionar su consola SNES dotándola de una imagen “familiar” ante su competencia, se eliminó por completo la sangre de la adaptación de Mortal Kombat, a pesar de que ésta y sus violentos fatalities son elementos primordiales y distintivos del juego original de Arcade.
A pesar de todos los pesares, los ejecutivos de Sega, entonces una de las principales productoras de software y hardware y principal competidora de Nintendo, decidieron que el juego en su consola Genesis incluyera sangre y sus fatalities originales, de manera “oculta”. Para acceder al menú que habilitaba la versión sin censura del juego, había que teclear una secuencia de comandos (A, B, A, C, A, B, B) en una de las pantallas de inicio. Así, Sega pasó a la historia por haber lanzado el juego con sangre, lo que provocó que muchos fanáticos volvieran la mirada hacia su consola de 16-bit. Probablemente por las duras críticas por parte de los jugadores y por haberle cedido un importante nicho de mercado a Sega en el primer juego, Nintendo cambió su política en 1994 cuando, también bajo el sello Acclaim, licenció Mortal Kombat II, la secuela. En esta ocasión el juego sí incluía sangre y los fatalities originales que aparecían en la versión de tragamonedas o arcade.