El golpe del 24 de marzo de 1976, llamado por sus ejecutores Operación Aries, fue un golpe de Estado llevado a cabo en la República de Argentina, deponiendo a la presidenta constitucional de la nación, María Estela Martínez de Perón, y reemplazándola por una Junta Militar, autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, y asociada fuertemente a Estados Unidos, bajo la figura de Jorge Rafael Videla, quien concentró la mayor parte del poder durante este proceso.
El contexto internacional influyó mucho para que este golpe de Estado tuviera lugar. En ese momento todos los países sudamericanos eran gobernados por dictaduras militares, destacando el caso de Chile, país que desde septiembre de 1973 era dirigido por la férrea dictadura de Augusto Pinochet Ugarte. La mayoría de dichas naciones mantenían sus gobiernos de facto en estrecha relación con los Estados Unidos y su doctrina de seguridad, y en algunos casos habían depuesto a políticos de línea izquierdista, como ocurrió con Salvador Allende.
El golpe del 24 de marzo de 1976: sus antecedentes
El golpe del 24 de marzo de 1976 estuvo planeado al menos con dos años de anticipación, y fue uno más de varios rompimientos a la vida democrática similares que ya había sufrido previamente el país, tanto concretados como fallidos, que eran a su vez superados posteriormente por un nuevo ascenso del sistema democrático.
La política interna se encontraba en una situación difícil debido a la crisis económica y social, que eran avivadas por la creciente polarización del pueblo argentino, todo agravado tras el fallecimiento del presidente Juan Domingo Perón y el ascenso al poder de su esposa.
Previamente, el 18 de diciembre de 1975, un sector de la Fuerza Aérea se sublevó sin éxito, pero las condiciones eran tan críticas que las Fuerzas Armadas en su conjunto fijaron al gobierno un ultimátum de 90 días para “ordenar al país”, ante el creciente desarrollo de movimientos guerrilleros y del desorden social general.
Otro elemento importante que preparó las condiciones para este acto fue que el comandante de la Fuerza Aérea, Héctor Fautario, leal a la constitucionalidad, fue reemplazado en su cargo, con lo que la totalidad de las Fuerzas Armadas, contando con el apoyo norteamericano, se encontró en condiciones de ejecutar este golpe a la 1:00 A.M. del 24 de marzo, cuando se arrestó a la Presidenta.
El régimen de Videla perpetró numerosas violaciones a los derechos humanos y suprimió las libertadoes individuales, incluyendo la terminante prohibición de la obra de diversos creadores y científicos por considerarlos “subversivos”.
En 1983, la democracia volvió a Argentina y Videla fue juzgado y condenado a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad durante el gobierno de Raúl Alfonsín, pero en 1990 fue indultado por el presidente Carlos Saúl Menem. No obstante, en 1998, el líder del golpe del 24 de marzo de 1976 fue vuelto a juzgar debido a que durante su régimen se sustrajo a menores ilegalmente, por lo cual fue arrestado, primero en la cárcel de Caseros, y luego llevado a arresto domiciliario para, en pocos días, ser devuelto a prisión, donde pasaría el resto de su vida tras ser juzgado nuevamente por delitos de lesa humanidad. Falleció el 17 de mayo de 2013 en el penal de Marcos Paz.