Chucho el Roto es un legendario bandido mexicano que vivió en la segunda mitad del siglo XIX, del cual se dice que robaba a los ricos para dar a los pobres cual Robín Hood.
Su verdadero nombre fue Jesús Arriaga y nació en Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala, en el año de 1958. De origen humilde, pasa por varios oficios hasta trabajar como carpintero en una ebanistería de la Ciudad de México. Cuando tiene 23 años conoce a la familia de don Diego de Frizac, un millonario de la época, debido a que requieren restaurar algunos sillones de procedencia francesa de su casa. Durante el cumplimiento de este encargo empieza a relacionarse con la sobrina de don Diego, Matilde de Frizac, de quien Jesús se enamora de manera correspondida.
Durante el romance con Matilde, pasean juntos en la Alameda los fines de semana vestido Jesús con trajes de don Diego que Matilde le conseguía, ataviado con un monóculo francés y un bigote falso. Las dotes para la actuación y el engaño que poseía Jesús le facilitaban pasar inadvertido dentro de la alta sociedad, por ejemplo, su facilidad para imitar tonos de voz de distintas lenguas e idiomas.
Se cuenta que en esta etapa de enamoramiento, Matilde invita a Jesús a una fiesta a la que asiste el general Porfirio Díaz, quien fuera presidente de México durante siete periodos entre los años 1876 y 1911. Al ser presentado a Porfirio Díaz, Jesús Arriaga se las arreglaría para robar el reloj de oro que llevaba. Más tarde le preguntaría la hora al presidente y al no encontrar su reloj de bolsillo exclamaría “¡Parece que alguien ha robado mi reloj!”. Después de ello Matilde se excusaría rápidamente para salir del lugar junto con Jesús, entre risas y carcajadas.
Al poco tiempo llega la tragedia a la vida de Jesús Arriaga. Como resultado de este romance, Matilde queda embarazada y es llevada por su tío don Diego a pasar dos años en el extranjero, presumiblemente a Europa. Cuando regresan, vienen acompañados de la que fuera la hija de Matilde y Jesús, María Dolores (Lolita), a quien presentaban como adoptada. Ante esta situación de menosprecio por parte de la familia De Frizac, y el eventual rechazo de Matilde probablemente por miedo a su tío don Diego, Jesús Arriaga decide robarse a su hija y se la lleva a vivir a Santa Ana Chiautempan.
Por el secuestro de Lolita, Jesús Arriaga es arrestado y encarcelado en la penitenciaría de Arcos de Belén, en la Ciudad de México. Posteriormente fue trasladado a la fortaleza de San Juan de Ulúa, en el Golfo de México, probablemente por la intromisión de don Diego. Ser encarcelado en San Juan de Ulúa significaba prácticamente una condena a muerte debido a la insalubridad y la crueldad de los custodios.
San Juan de Ulúa es una isla pequeña en la que se construyó una fortaleza durante la época colonial, planeada por los hombres de Hernán Cortés en 1519 para hacer frente a piratas y corsarios y utilizada en varios periodos como cárcel por un total de 150 años. Nadie antes de Jesús Arriaga se había escapado de ella, incluso el puente de acceso que lleva de la costa a la isla era conocido como El Puente del Último Suspiro y El Puente sin Retorno, pues quien era encerrado en él seguramente moriría antes de cumplir su condena.
Jesús Arriaga se escapó en 1885 de San Juan de Ulúa, a los dos años de su arribo a la fortaleza y con 27 años de edad. Existen dos historias sobre su escape: la primera nos dice que Jesús logra hacerse de algunas ropas que roba a los visitantes, como un abrigo, un sombrero y un bastón, y que utilizándolos sale por la puerta principal sin ningún problema; la segunda cuenta que se logra escapar, con la ayuda de otro interno, introduciéndose en una cuba, una barril que era utilizado para sacar los excrementos y aguas negras de la penitenciaría.
El nacimiento de la leyenda de Chucho el Roto
Con el escape de la fortaleza de San Juan de Ulúa, inicia la historia de robos y engaños por la que se volvería famoso Jesús Arriaga y por la que sería conocido como “Cucho el Roto”. Este apodo popular se origina de los modismos de la cultura mexicana del siglo XIX, que llegan hasta nuestros días, en que a los hombres de nombre “Jesús” se les dice, como un gentil y familiar apodo, “Chucho”, mientras que “Roto” es un mote dado a las personas que se visten de manera muy elegante observando los dictámenes de la moda, y Jesús Arriaga lo hacía para mezclarse en la alta sociedad, tal y como lo había hecho en bailes y paseos junto a Matilde.
Chucho el Roto al poco tiempo de escaparse de San Juan de Ulúa forma una banda criminal con cuatro personas a las que se conocían por los sobrenombres de “El Rorro”, “La Changa”, “Juan Palomo” y “Lebrija”, con la que efectuaría sus robos durante diez años. Debe señalarse que Chucho el Roto robó únicamente a la gente acaudalada de la alta sociedad mexicana y que su botín lo compartía con la gente pobre y necesitada de las clases sociales más desfavorecidas, por lo que es conocido también como el Robín Hood mexicano: robaba al rico para dar al pobre.
Los engaños de Chucho el Roto llegaron a sorprender a toda la sociedad mexicana, convirtiéndose en uno de los ídolos más queridos del pueblo, y su fama sobrepasó las fronteras de su país. Siempre conseguía su cometido a base de inteligencia más que de fuerza, utilizando su talento para interpretar papeles, adaptar voces, vistiendo siempre (o casi siempre), de una manera muy elegante que hacía que la gente de la alta sociedad no desconfiara de él.
Se cuenta que una vez entro a la casa de una acomodada familia disfrazado de obispo. Dentro de la casa, después de presentarse llamó a juntar a toda la familia y a los criados en la sala con el pretexto de bendecirlos. Mientras Chucho el Roto platicaba y bendecía a la familia, sus secuaces saquearon la parte de atrás de la casa.
Chucho el Roto fue un maestro del disfraz, y lo utilizó muy bien para sus robos. Por ejemplo, en una ocasión se hizo pasar por un barrendero sordo que limpiaba la calle de enfrente de un almacén que pretendía y asaltaría, con el objetivo de conseguir la información necesaria para ello. En otra ocasión él y sus compinches robaron un cargamento de plata vestidos como mujeres indígenas.
Se cree que vivió en la avenida México-Tacuba cerca del antiguo Colegio Militar, junto con su hermana, y se dice que se le veía pasear en carruaje en las calles de las colonias Tacuba, Popotla, Anáhuac y Tlaxpana.
La leyenda de su personaje nace de la cultura popular mexicana que lo adoptó como a un ídolo, y se ve incrementada posteriormente con la publicación de libros y la transmisión de radionovelas y películas. Por ejemplo, en 1888, tan sólo 3 años después de que Jesús Arriaga se fugara de San Juan de Ulúa, se publicó una novela que fue bien acogida por el pueblo mexicano en todas sus clases sociales: “Chucho el Roto o la Nobleza de un Bandido Generoso”. La aparición de esta novela anónima ayudó en gran medida a la fama que adquirió Chucho el Roto en vida.
Entre 1960 y 1980, la radiodifusora XEW (La Voz de América Latina desde México), transmitió los 3,500 episodios de la radionovela “Chucho el Roto”, en la que Manuel López Ochoa y Amparo Garrido interpretan a Jesús Arriaga y a Matilde de Frizac, respectivamente. Esta adaptación de Carlos Chacón Jr., fue considerada la última gran radionovela en México y se retransmitió en varios países de América Latina.
Con respecto al cine, se filmaron varias películas en las que el personaje central fue Chucho el Roto, algunas de las cuales son las siguientes:
- Chucho el Roto (1934).
- La Sombra de Chucho el Roto (1944).
- Chucho el Roto y Los bandidos de Río Frío (1954).
- La entrega de Chucho el Roto (1959).
- La captura de Chucho el Roto (1959).
- Aventuras de Chucho el Roto (1959).
- El Tesoro de Chucho el Roto (1960).
- Yo soy Chucho el Roto (1970).
- Los Amores de Chucho El Roto (1970).
- Tiempo de ladrones o La historia de Chucho el Roto (1980).
- La Vida De Chucho El Roto (1986).
- La Vida De Chucho El Roto (1986).
- El Inolvidable Chucho El Roto (1987).
El desenlace de la vida de Jesús Arriaga inicia cuando es aprehendido en Cumbres de Maltrata y encarcelado nuevamente en la fortaleza de San Juan de Ulúa.
Una vez más Chucho el Roto intentará escapar de San Juan de Ulúa, pero es traicionado por un compañero de celda conocido como “Bruno”. Durante su escape es herido de bala en una pierna, recapturado y conducido a una celda de castigo llamada “El Limbo”. Mientras era trasladado, el encargado de la prisión, el coronel Federico Hinojosa, dio la orden de darle 200 latigazos, a lo que Chucho el Roto habría respondido “No puede ser desgraciado el que roba para aliviar el infortunio de los desventurados”, por lo que el coronel incrementó en 100 latigazos el tormento.
La leyenda cuenta que Matilde habría sobornado con 1,200 pesos oro al verdugo conocido como “La Boa”, que era el encargado de cumplir la sentencia, con el objetivo de que no muriera Jesús Arriaga durante el castigo. Después de cumplida la sentencia, Jesús se encontraba en tan mal estado físico que se permitió su traslado al Hospital Marqués de Montes para que lo atendieran de mejor manera la orden de monjas Carmelitas Descalzas, donde oficialmente murió el 25 de marzo de 1894, según un acta de defunción que se presume falsa.
Posteriormente su cuerpo habría sido llevado en tren a la Ciudad de México, custodiado por guardias contratados por Matilde de Frizac. Sin embargo, al llegar a la capital del país y ser abierto el ataúd antes de darle sepultura, sólo hallaron piedras en su interior.
La leyenda cuenta que Matilde de Frizac, Guadalupe Arriaga (la hermana de Jesús), y Lolita, acompañadas por un hombre del que no se tiene definida su identidad y del que se decía que era aristócrata europeo y prometido de Matilde, partieron apresurados hacia Europa a bordo de un barco a vapor.
Algunas versiones aseguran que Chucho el Roto no murió en el hospital atendido por las Carmelitas Descalzas sino que se recuperó y que antes de partir a Europa fue visto de nuevo paseando con Matilde en la Alameda de la Ciudad de México, vestido a la manera francesa de la época.