Ya sea que prefiramos un perro, un gato, un roedor, un ave o un pez, todos estamos de acuerdo en que tener una mascota representa una gran opción de compañía para las personas. Tanto así que la mayor parte de nosotros ha experimentado grandes momentos con los animales y de entre ellos tenemos al menos uno que ha sido nuestro favorito a lo largo de la vida. Y en realidad tener una mascota es algo que nos resulta tan natural que pocas veces nos detenemos a pensar en qué beneficios en concreto obtenemos con ello, si bien en general lo concebimos como algo positivo.
Una de las principales aportaciones a nuestra calidad de vida y por el que podemos decir que los animales son buena compañía, es su influencia positiva en nuestro humor. La compañía de una mascota en casa contribuye a la liberación en nuestro cerebro de químicos como la oxitocina, la llamada “hormona del amor” (responsable de la sensación de placer), lo que nos produce sensaciones de alegría y confianza. En el caso de los perros, también, nos ayudan aumentando nuestra sensación de seguridad.
El biólogo estadounidense Edward O. Wilson creó la denominada Teoría de la Biofilia, que sostiene que los seres humanos, por naturaleza, sentimos afinidad con todas las criaturas vivas. Y en efecto, casi todos nosotros logramos cierto grado de satisfacción al establecer contacto con los animales, especialmente si pertenecen a nuestro entorno.
Pero no todo se trata de la mejoría de nuestro estado de ánimo, sino que también es cierto que nuestras relaciones sociales se ven beneficiadas con la presencia de una mascota en nuestras vidas. Su compañía nos ayuda a relacionarnos más y mejor con las demás personas, tanto en la calle como con aquellas con las que cohabitamos el hogar, sin mencionar a nuestros invitados y la impresión que tienen de nosotros, ya que la percepción que los demás tienen sobre una persona que posee una mascota es en promedio mejor que sobre una que no la tiene.
Todo lo anterior sin mencionar que una mascota realiza un importante rol de cohesión en cualquier grupo humano, especialmente en el núcleo de una familia. En lo referente a los niños, poco se menciona el hecho de que tener una mascota de la que se puedan hacer cargo también implica un proceso formativo. Hacerse cargo de las necesidades de un animal es un excelente proceso de iniciación en el concepto de la responsabilidad, lo cual sin duda contribuye de manera importante en el desarrollo moral y cognitivo de los pequeños.
Si vamos más lejos, también debemos señalar que la posesión de una mascota parece tener repercusiones positivas en nuestra salud física. Por ejemplo, se ha asociado la existencia de una mascota en casa con una presión arterial más controlada y con un sistema inmune más eficiente. Esto probablemente tiene que ver con que las actividades relacionadas al cuidado de un animal contribuyen a aumentar la actividad física de las personas.
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