Se dice que los cisnes cantan antes de morir, esta es una creencia que data de tiempos difíciles de establecer. Lo que no se puede negar es que la subjetividad de la perspectiva humana ha hecho que a través del tiempo sublimemos e idealicemos a estos animales, y que por ello asumamos que son cantores.
La creencia de que los cisnes cantan antes de morir data de tiempos inmemoriales, y se ha establecido que la sobrevivencia de esta idea en la actualidad se debe en gran medida a los antiguos pensadores griegos, en cuya cultura y mitología la figura del cisne era una pieza importante y recurrente.
Los cisnes cantan antes de morir: cultura griega
En la cultura griega los cisnes fueron frecuentemente mencionados. Se les asociaba con la imagen del dios olímpico Apolo, el más importante después de Zeus en el panteón olímpico. El cisne era un animal consagrado a esta deidad, la cual regía la música; de ahí que el cisne fuera considerado un ave musical por los griegos. También fueron asociados con Venus. Las letras griegas también tuvieron como un protagonista recurrente al cisne: Esopo, en El cisne y el ganso, construyó su historia en torno a la figura del ave y a su canto. También Esquilo, en su Agamenón. También Ovidio alude al canto final de los cisnes en su Historia de Picus y Canens. Fuera de la narrativa, Aristóteles, en su Historia de los animales, afirma rigurosamente que los cisnes cantan de manera más bella de lo habitual, en la proximidad de la muerte.
El siguiente es una opinión de Sócrates, recogida por Platón en Pháedo:
(…)¡Ay, Simmias! Difícilmente, no cabe duda, podré persuadir a los demás de que no tengo por desdicha la presente situación, cuando ni siquiera a vosotros os puedo persuadir de ello, y teméis que me encuentre ahora de peor humor que en el resto de mi vida. Es más, al parecer, en lo que respecta a dotes adivinatorias, soy, en vuestra opinión, inferior a los cisnes, que, una que danse cuenta de que tienen que morir, aun cuando antes también cantaban, cantan entonces más que nunca y del modo más bello, llenos de alegría porque van a reunirse con el dios del que son siervos. Mas los hombres, por su propio miedo a la muerte, calumnian incluso a los cisnes y dicen que, lamentando su muerte, entonan, movidos de dolor, un canto de despedida, sin tener en cuenta que no hay ningún ave que cante cuando tiene hambre, frío o padece algún otro sufrimiento, ni el propio ruiseñor, ni la golondrina, ni la abubilla, que, según dicen, cantan deplorando su pena. Pero, a mi modo de ver, ni estas aves ni tampoco los cisnes cantan por dolor, sino que, según creo, como son de Apolo, son adivinos, y por prever los bienes del Hades cantan y se regocijan aquel día como nunca lo hicieran hasta entonces. Yen lo que a mí respecta, me considero compañero de esclavitud de los cisnes y consagrado almismo dios, y en no peores condiciones que ellos en lo tocante a la facultad de adivinar que otorga mi señor, nitampoco en mayor abatimiento que ellos por abandonar la vida.(…)
Los cisnes cantan antes de morir: cultura popular de la antigua Grecia
Pero, en la antigua Grecia, el canto final del cisne no sólo fue materia de los grandes pensadores. Se ha establecido que se trató de todo un concepto con mucho arraigo popular, tanto así que la expresión “canto del cisne” (κύκνειον ᾆσμα) se estableció como un sinónimo del último acto que en vida realizó una persona. Si antes de morir alguien realizaba determinada acción, se decía que este proceder había sido “su canto del cisne”. Con base en esto, se calcula que la creencia de que los cisnes cantan antes de morir data, al menos, del siglo III A.C.
Posiblemente la creencia se originó debido a la especiel Cygnus cygnus o cisne cantor, propia de Europa y Asia. Este tipo de cisne es el único que emite notas antes de morir, debido a que tiene un bucle traqueal adicional, que provoca este sonido. El naturalista alemán Peter Pallas (1741-1811) fue el autor de esta hipótesis, que bien podría explicar por qué hasta la actualidad pensamos que los cisnes cantan a las puertas de la muerte.