Cuando comemos picante es común que nuestros ojos se llenen de lágrimas, la cara se nos ponga roja y la nariz nos gotee. Esto se debe a que los chiles contienen una proteína cristalina llamada capsaicina, la cual tiene como reacción de estimular la vasodilatación y las membranas mucosas.
Cuando la proteína capsaicina contenida en el picante entra en contacto con las papilas gustativas del cerebro, éste asume que se trata de una situación de riesgo para la salud, comenzando procesos corporales destinados a reducir los riesgos. Por eso los ojos enrojecen y expulsan lágrimas, fluye la adrenalina y se dilatan los vasos sanguíneos. Esto ocurre con la finalidad de reducir la temperatura corporal del individuo y contrarrestar el efecto de ardor producido por la ingestión del picante.