La creencia de que al morir sigue creciendo el cabello es muy común, y también hay quien piensa que las uñas continúan creciendo después de la muerte. Esto es en realidad una mentira.
La creencia de que al morir sigue creciendo el cabello, al igual que las uñas, es totalmente falsa, debido a que las células mueren rápidamente al dejar de latir el corazón, lo que vuelve científicamente imposible que esto ocurra desde el punto de vista biológico.
Se cree que esta falacia se originó debido a que, cuando una persona muere, la piel de su cuerpo se “encoge” a causa de la deshidratación de los tejidos que la componen. Por eso las uñas pueden llegar a verse más grandes. Así, las uñas y el cabello permanecen del mismo tamaño, mientras la piel de la persona se contrae. Por eso llega a ocurrir que aunque se rasure a un fallecido, al contraerse la piel sale a la vista el cabello que estaba ya dentro de los poros antes del deceso.
Así, la percepción de la gente al observar un cadáver es que las uñas o el cabello crecieron, pero en realidad es el tejido del cuerpo el que ha experimentado un encogimiento a causa de la deshidratación.
Esta creencia al parecer data de tiempos inmemoriales, y ha sido trasladada de boca en boca de manera generacional, a pesar de que no tiene ningún sustento científico.