Surgida en 1937 a petición del gobierno de Adolf Hitler, Volkswagen siempre ha sido una empresa polémica, ya que ha sido acusada de cosas tan graves como el haberse beneficiado de las condiciones políticas de la época, utilizando la mano de obra esclava de más de 20, 000 personas. No obstante, en años posteriores, la compañía ha buscado redimirse, adoptando políticas en pro de los sobrevivientes del régimen nazi y contribuyendo a documentar las barbaries de éste.

Sin embargo, sus oscuros orígenes bajo el régimen de Hitler no son los únicos momentos oscuros en la historia de Volkswagen. A través de los años, la automotriz germana también se ha visto involucrada en otros acontecimientos controversiales, como la tortura durante el régimen militar brasileño, o su grave escándalo de corrupción y prostitución de 2005.

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Sin embargo, durante septiembre de 2015, la imagen de Volkswagen se ha visto afectada de una forma sin precedentes, cuando Peter Mock, líder de un grupo ambientalista denominado International Council for Clean Transportation, evidenció que los automóviles producidos por la empresa emiten más de 20 veces más gases contaminantes que los que los dispositivos verificadores convencionales pueden detectar. Junto a la Universidad de West Virginia, Mock realizó prueblas a tres vehículos (Jetta, Passat y BMW X5), con un sistema portátil de medición de emisiones, tratando de demostrar que en Estados Unidos los autos contaminan menos que en Europa.  Contra lo que esperaba, el resultado de la prueba registró hasta 35 veces la cantidad legal de emisiones permitidas en Estados Unidos, en el caso del Jetta, y 20 veces, en el caso del Passat. El BMW, en cambio, registró emisiones de acuerdo a la norma.

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El estudio alertó a las autoridades medioambientales estadounidenses, que tomaron cartas en el asunto. La EPA (agencia de protección ambiental de Estados Unidos) intervino, ante lo cual la compañía tuvo que reconocer que instalaba un “dispositivo manipulador” en los vehículos, el cual contiene un software capaz de “engañar” a los sistemas de medición de emisiones contaminantes. La propia empresa admite que 11 millones de autos Volkswagen en el mundo operan con este sistema ilegal y por lo tanto contaminan hasta 35 veces más que lo permitido por la norma estadounidense.

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En los primeros dos días de este escándalo, tras el cual la empresa admitió haber actuado con dolo, Volkswagen ya había perdido 29, 000 millones de dólares en valor de acciones en la bolsa.

 

 

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