A todos nos resulta natural que en los funerales se viste de negro, y en general se utiliza este color de ropa para expresar luto ante el deceso de algún ser querido.
Se piensa que la tradición de utilizar este color en los funerales se inició en la antigüedad, a manera de camuflaje. Pintándose de negro, las personas trataban de no ser vistas por los espíritus. En contraste, en algunas tribus africanas, pintaban su piel de blanco con el mismo fin.
También se ha establecido que en el antiguo Egipto se utilizaba el rojo como color de luto. Por su parte, en la Edad Media, era común el color blanco, por lo que se puede decir que el color de luto no es sino una convención social.
El negro se volvió a utilizar hasta 1497 en España, tras la muerte del Príncipe Juan, cuando los Reyes Católicos aprobaron la denominada Pragmática de Luto y Cera, que decreta el negro como la indumentaria oficial de luto y como color de vestimenta exclusivo para este fin. Esta costumbre se extendió con relativa rapidez en la cultura occidental.
Hasta el siglo XX, vestir de negro en el día a día era considerado inapropiado si no existía un deceso de por medio.