Los trópicos son una parte importante de nuestro planeta. Aunque no de manera perfecta, la Tierra es prácticamente una esfera. Su eje tiene 23.5 grados de inclinación durante el solsticio de verano y el solticio de invierno. En el verano, el Sol afecta perpendicularmente sobre el paralelo ubicado a 23.5 grados sobre el Ecuador, el conocido como Trópico de Cáncer. Pero si partiendo del Polo Norte nos moviéramos hacia el sur los mismos grados, llegaríamos al Círculo Polar Ártico. Entre estos dos puntos y el Polo Norte, el Sol no se pondrá durante todo un ciclo de rotación de la tierra, el día que conocemos como solsticio de verano (es decir, es de día durante 24 horas seguidas, lo que produce el famoso sol de medianoche).
En el hemisferio sur del globo ocurre lo mismo, sólo que en el Trópico de Capricornio y el Círculo Polar Antártico. En este otro ejemplo ocurre exactamente lo opuesto, ya que en ese caso se tratará de oscuridad completa durante todo ese día. Sin embargo, meses después sucede exactamente al revés, ya que el Sol se ubicará sobre el Trópico de Capricornio, donde habrá luz, mientras que en el otro hemisferio se experimentará un día de total oscuridad.