La información sobre el deceso de Joyce Vincent o Joyce Carol Vincent, y el hecho de que su cadáver permaneciera durante tres años, sin ser hallado, dentro de una habitación con el televisor encendido, dieron la vuelta al mundo en 2006. Sus restos fueron hallados en el mes de enero de ese año, pero se calcula que había fallecido a finales del año 2003.
Joyce nació en Hammersmith, Londres, en 1965, y llevó una vida errática y difícil, distanciándose de su familia, abandonando la escuela a los 16 años y pasando más tarde por diversos empleos.
Aunque se especula que tenía una pareja al momento de su fallecimiento, vivía una vida solitaria, luego de regresar de un albergue especializado en abuso doméstico en el que había estado interna debido a problemas de esta índole con su pareja, cuya identidad se desconoce, y de quien se habría estado ocultando con apoyo de la institución.
Tras abandonar el asilo, Joyce se instaló en un departamento propiedad de éste. En noviembre de 2003, fue hospitalizada por una úlcera. Se piensa que días después de haber sido de alta, murió en el departamento, ubicado sobre el Centro Comercial Wood Green, y que su deceso se debió a complicaciones relacionadas con dicha úlcera o bien por causa del asma que padecía. La institución de beneficencia cubría una parte de los gastos del departamento, por lo que la energía eléctrica e inclusive el cable siguieron funcionando. Nadie sospechó por el olor del cuerpo en descomposición debido a que había contenedores de basura en las cercanías.
Tres años después de haber muerto, su departamento fue embargado por la acumulación de las deudas que Joyce, de estar viva, debió haber cubierto durante ese período. Su cuerpo, totalmente descompuesto (“en estado casi esquelético”, describió un médico), fue encontrado tirado boca arriba, junto a una serie de regalos de navidad que había comprado, no se sabe para quién.
En 2011 se estrenó una película basada en la vida de Joyce Vincent, Dreams of a Life, dirigida y escrita por Carol Morley.
