Debido a varios factores socioculturales, pero principalmente, a grupos de presión política. Uno de ellos fue la existencia del Movimiento por la Templanza, tendiente a la moderación en el comer y el beber, que más tarde se radicalizó en este último rubro, convirtiéndose en un promotor de la total abstinencia de alcohol. Este movimiento había surgido desde principios del siglo XIX y poco a poco fue ganando posicionamiento en la sociedad y el sistema político norteamericano.
Pero no sólo se trató de la presión ejercida por el Movimiento por la Templanza, sino también por otras organizaciones de derecha e izquierda, que propugnaban que el consumo de alcohol coadyuva a la pobreza, la demencia y las conductas antisociales.
Tras la I Guerra Mundial, los partidarios de la templanza lanzaron una fuerte campaña promoviendo sus valores morales por todo Estados Unidos, empleando propaganda chovinista (nacionalista exacerbada) para desacreditar a las empresas cerveceras, muchas de las cuales eran de origen alemán.
En 1917, se aprobó la Enmienda XVIII a la Constitución de los Estados Unidos, misma que prohibió la fabricación, venta, transporte, exportación e importación de bebidas alcohólicas en todo el territorio del país.
La prohibición logró que casi de inmediato naciera una fuerte industria clandestina, que incluía fabricación, importación y transportación de bebidas embriagantes, uno de los principales negocios del crimen organizado de la época, en el que destacó el neoyorquino instalado en Chicago, Al Capone.
En la década dn 1920, se observó que la prohibición había desarrollado complejas mafias de traficantes, y que el alcohol continuaba consumiéndose. Los niveles de actividad del crimen organizado subieron en proporciones inéditas. Fue derogada al aprobarse la Enmienda XXI, el 5 de diciembre de 1933, siendo la única ocasión en que una Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos se realiza con el propósito de anular otra enmienda anterior.
