En el anime y manga Saint Seiya, las cinco armaduras de bronce de los protagonistas se tornan doradas durante las sagas de Poseidón y Hades. Esto se debe a que los santos de oro sobrevivientes a la batalla de los doce templos bañaron los restos de dichas armaduras con su sangre, con el fin de revivirlas.
En el universo Saint Seiya, las armaduras son consideradas seres vivientes, y requieren de la sangre de un caballero para volver a la vida. Por este hecho, al ser los propios santos de oro quienes utilizaron su sangre para volver a la vida los ropajes de Pegaso, Fénix, Dragón, Cisne y Andrómeda, éstos quedaron impregnados de su poder y adquirieron la capacidad de volverse tan resistentes como los dorados, siempre y cuando sus portadores eleven su cosmos a ese nivel.