Simplemente debido a la geografía. Las carreteras deben adaptarse al terreno, aunque con el paso del tiempo se han conseguido importantes avances para adaptar el terreno a los proyectos carreteros, y no viceversa, como históricamente había sido.
Paralelamente, hay otros factores además del terreno, que provocan que las carreteras no sean tan planas como sus usuarios quisieran. También se consideran en el trazado de los caminos el posible daño a ecosistemas, incluyendo flora, fauna y flujos naturales de agua. También influye para delimitar la carretera el paso de agua entubada, drenaje y otras redes creadas artificialmente.
La construcción de una carretera suene iniciar por el despeje. Este proceso no es otra cosa que la eliminación de todo tipo de obstáculos. Puede incluir desbroce, que es el retiro de vegetación y otros obstáculos “menores”, y posteriormente por excavación o voladura, se eliminan también la tierra y las rocas. Luego, se construyen terraplenes (relleno de tierra para levantar el nivel), túneles y puentes y también se realizan desmontes (eliminación de tierra). Se procede a asfaltar la carretera, una vez perfectamente delineada ésta.
Aunque culturas antiguas ya habían utilizado carreteras pavimentadas, sin duda alguna las del Imperio Romano fueron las más desarrolladas, y las que contaban con una red más compleja.
