Aunque las estatuas de cadáveres en Pompeya pueden resultarles familiares, mucha gente no entiende por qué razón se tienen dichas “estatuas” formadas a partir de las personas que murieron en la erupción del Vesubio en el año 79 d.C., en la hoy redescubierta ciudad romana de Pompeya. Dichas estatuas se formaron de la siguiente manera: los cuerpos fueron enterrados por lodo y ceniza, que más tarde se petrificó, cubriéndolos completamente. Con la descomposición, tras un largo tiempo, el espacio donde estuvo el cuerpo quedó justo con la forma que tuvo éste. Tales espacios fueron rellenados con yeso, con lo que se formaron las “estatuas” que todo el mundo conoce, mismas que retratan el momento exacto de la muerte de estas personas y muchas de las cuales se encuentran en posiciones realmente sensibilizadoras. Pompeya fue redescubierta hasta 1748, diez años después que la ciudad de Herculano, que también fue sepultada por las cenizas lanzadas por el Vesubio.
Se ha establecido que muchas de las posiciones de los cadáveres encajan dentro del llamado “cadaveric spasm”, postura adoptada exclusivamente cuando el fallecimiento es instantáneo, lo que contradice las teorías originales, que señalaban que los habitantes de Pompeya habían muerto por asfixia, probablemente de una manera más dolorosa.