Las seis patas de las moscas cuentan con pequeñas pinzas, imperceptibles a simple vista, que le ayudan a sujetarse a las porosidades de cualquier superficie, por lisa que ésta sea. Así, la mosca puede posicionarse en techos, paredes y prácticamente donde quiera, sujetándose de pequeños granos u orificios.
¿Pero por qué tampoco se caen de superficies completamente lisas, como cristales? Esto es debido a que están dotados de un segundo mecanismo de agarre: minúsculas ventosas ubicadas en sus patas, que le permiten adherirse en superficies lisas.