Al parecer el hecho de que los médicos y las enfermeras vistan de blanco no es algo que haya existido desde siempre, al menos no de forma universalmente implementada. De hecho, este código de vestimenta apenas se implantó formalmente durante el siglo XIX, cuando los conocimientos en microbiología permitieron que la tasa de enfermos sobrevivientes aumentara considerablemente, apareciendo este color como símbolo de salud y autoridad, para distinguir al personal especializado en la salud.
En la Edad Media, el delantal médico que se usaba era de color negro, ya que los hospitales eran, frecuentemente, un lugar al que se iba a morir. El color se debía a que por medio de éste, se daba el mensaje de que quien lo usaba, realizaba una labor de atención a los desafortunados, a los enfermos, a aquellos que eran “rondados por la muerte”. En época de plagas, el atuendo negro cubría completamente el cuerpo del personal de salud, lo cual lo volvía más vistoso y reconocible.
Gracias a la evolución de la investigación científica y la microbiología, el personal médico, visto anteriormente por el público en general como “matasanos”, pasó a ser visto bajo un halo heroico, convirtiéndose en símbolo de sanidad, pureza y esperanza. Al tener lugar este cambio en la percepción generalizada, se dejó atrás el negro mortuorio para comenzar a utilizar el luminoso blanco.