Desde que se inventaron los emuladores para jugar videojuegos, su descarga y la de los juegos o ROMS se ha hecho común en el internet. De este modo muchos usuarios han utilizado nuevamente los llamados títulos “de nostalgia”, emulando en su computadora o móvil las consolas vintage: Atari 2600, Nintendo Entertainment System, Super Nintendo, Nintendo 64, Game Boy, Game Boy Color, Game Boy Advance y hasta las arcadias de Capcom sistema 1 y 2, Neo-Geo, entre muchas otras plataformas. Sin embargo, el descargar juegos de esta manera es ilegal.
El poseer cualquier ROM implica el apropiamiento y utilización de una copia ilegal de un juego, independientemente de las circunstancias, y prácticamente toda la legislación en materia de derechos de autor señala tajantemente esto, tanto a nivel local en los distintos países, como internacionalmente.
Los mitos
No obstante, existen algunos mitos usados como argumentos para plantear lo contrario:
- Los ROMS descargados se pueden utilizar por un lapso de 24 horas y después deben ser borrados. Si se hace de esta manera, su uso es legal. FALSO. Esto no tiene ningún sustento y sólo se trata de un mito creado en internet. No se puede utilizar ningún software sin permiso del propietario, así sea por 10 minutos.
- Los ROMS son de juegos que se han vuelto “dominio público”. FALSO. No existen tales juegos de dominio público, ya que prácticamente todos los juegos de video que se han producido tienen derechos vigentes. Por ejemplo, en los Estados Unidos, deben de pasar 70 años para que una propiedad intelectual se convierta en dominio público. No hay ningún videojuego con esta antigüedad).
- Los ROMS se pueden utilizar si se posee una copia del juego original. FALSO. Los ROMS siempre son copias ilegales, y jugar un ROM no cuenta como “backup”, que es lo único que contempla la ley. Esa copia, en dado caso, debería de haber sido hecha por el propio usuario.
- Los juegos vintage ya no se comercializan de manera legal, por lo tanto el usar los ROMS no hace daño a nadie. FALSO. El utilizar emuladores dificulta posibles re-lanzamientos de estos juegos, su venta legal por medio de nuevas plataformas, etcétera. Además, el hecho de que el juego se comercialice o no es independiente de su estatus como propiedad intelectual.
