Los seguros tienen sentido social debido a una realidad sencilla de comprender: prácticamente ninguna persona, por cuenta propia, está económicamente preparada para cualquier imprevisto que pueda presentársele. Los seguros, en términos generales, proporcionan apoyo económico a las personas al afrontar tales imprevistos, a cambio de una cantidad de dinero fija que esas personas aportan conforme a sus posibilidades.
Por ejemplo, los seguros pueden cubrir eventos como accidentes de distintos tipos, gastos médicos menores o mayores, muerte prematura e inesperada de algún integrante de la familia; también los hay ante el desempleo, desastres naturales, daños a terceros, etcétera. Pueden existir seguros proporcionados por entidades privadas con fines de lucro, y otros esquemas subsidiados por entidades gubernamentales.
En el caso de las aseguradoras privadas, éstas obtienen ganancias ante la responsabilidad que adquieren de afrontar los problemas de sus asegurados, cuando ocurren los eventos contemplados en las pólizas firmadas por ambas partes
Por otro lado, los seguros proporcionados por el Estado frecuentemente son subsidiados por éste, aunque cumplen un rol similar a los que proporcionan las aseguradoras privadas. Esquemas estatales como el operado por el Instituto Mexicano del Seguro Social en México, pese a recibir subsidio por parte del Estado, opera bajo el mismo esquema: el trabajador aporta una parte de su salario (variable según su nivel de ingresos), el patrón absorbe otra parte de la “cuota” y juntos hacen que el número de seguridad social del empleado (clave única con la que el IMSS identifica a los asegurados), “cotice” en el Seguro y con ello la persona se vuelva beneficiaria. Así, el trabajador cuenta con la cobertura de la institución pública en caso de requerir cualquier tipo de servicio médico, desde una consulta por una gripe hasta una intervención quirúrgica.
De esta manera, y ya sean proporcionados por el sector privado o por esquemas estatales, los seguros tienen la responsabilidad social de apoyar a las personas ante situaciones inesperadas, cuya resolución se encuentra fuera de su alcance.