Según se sabe, el autor de numerosas obras que hoy son patrimonio cultural del mundo, el irlandés Oscar Wilde (británico, ya que Irlanda pertenecía entonces a Gran Bretaña), murió el 30 de noviembre del año 1900 (46 años de edad), a causa de una infección en el oído que terminó atacándole el cerebro. Sin embargo, en su tiempo se especuló que había muerto a causa de sífilis, rumor provocado debido a que la homosexualidad de Wilde era un hecho conocido. Esto le había costado la prisión años antes, ya que en esa época el “trato sexual con jóvenes de su mismo sexo” era un delito que se castigaba con cárcel.
Sin embargo, no existe evidencia alguna de que el autor de Retrato de Dorian Gray, La importancia de llamarse Ernesto, El ruiseñor y la rosa y otras grandes obras de la literatura de todos los tiempos hubiera padecido sífilis, y todo apunta a que la infección en el oído fue la causante de su prematuro deceso. Además, Wilde sufría una enfermedad llamada colesteatoma (implica una producción de células muertas en una parte de la mucosa del oído medio, que provocan infecciones). Esta enfermedad, al parecer, comenzó a aquejar a Wilde luego de su estadía en prisión.