No recordamos nada de nuestra etapa de bebés debido a que la memoria a corto plazo es una capacidad humana que se continúa desarrollando durante todo el primer año de vida del ser humano. Luego, hasta los tres años, sólo recuerda cosas de manera fragmentaria, como si se tratara de un collage o bien un conjunto de recortes aislados. Pese a almacenar estos recuerdos con cierto detalle, el bebé es todavía incapaz de contextualizar y de conceptualizar. Pasados los tres años de edad, las estructuras cerebrales ya han madurado lo suficiente como para almacenar recuerdos complejos y relacionarlos de manera cognitiva, con lo que la conciencia del bebé toma una forma más definida.