El dirigible Hindenburg o zeppelin alemán Hindenburg, se ha convertido en un referente de la cultura popular debido especialmente a su trágico final. Fabricado en 1935, su denominación oficial era LZ 129 Hindenburg, y medía nada menos que 245 metros de largo y 41 de diámetro. Volaba utilizando hidrógeno, y su nombre era un tributo al Presidente del Reich alemán, Paul von Hindenburg, fallecido poco antes de que Hitler tomara el poder absoluto en ese país.
El motivo que los alemanes tuvieron para utilizar el altamente explosivo e inflamable hidrógeno fue que Estados Unidos estaba aplicando un embargo sobre el helio. Sin embargo, a pesar de que los ingenieros alemanes contaban con experiencia en el uso de hidrógeno, el riesgo de un accidente aún era latente, como quedó demostrado más tarde.
El 6 de mayo de 1937, y luego de haber atravesado el Océano Atlántico, el Hindenburg se incendió en New Jersey, Estados Unidos. La primera chispa que provocó el fuego se debió a la electricidad estática, potencializada por una tormenta eléctrica que en ese momento estaba sucediendo. En 40 segundos el dirigible había sido consumido po completo, y 36 de las 97 personas que se encontraban a bordo habían fallecido. Debido a este hecho, Hitler ordenó inmediatamente suspender la producción de zeppelins comerciales.
La tragedia es ampliamente recordada hasta nuestros días, debido al numeroso pietaje y material fotográfico que existe de ella (dada la cobertura mediática que la visita del Hindenburg a América gozó).
El locutor de radio Herbert Morrison inmortalizó el incidente con su narración, y en especial con la frase que pronunció ante el dirigible en llamas: “Oh, la humanidad”.
El accidente del dirigible Hindenburg ha sido referido en lugares como:
- La portada del primer disco de Led Zeppelin
- La serie animada Los Simpson (episodio 143)
- El videojuego World of Warcraft
- La cinta “Hindenburg” de 1975, basada exclusivamente en el desastre
- La cinta “Hindenburg, el último vuelo”, de 2011