Ese característico sonido que se produce al estirar, torcer o presionar las articulaciones, se debe a que estallan las burbujas existentes en el líquido que las rodea.
Este líquido se llama fluido sinovial, rodea a todas las articulaciones del cuerpo y contiene gases disueltos en él. Cuando estiramos una articulación, disminuye la presión que ejercen los ligamentos y tejidos en el fluido sinovial, permitiendo que las burbujas de gases se liberen o exploten, prodiciendo el estallido característico de “tronar los huesos”.