Hay quienes afirman que el mercado inmobiliario es a prueba de recesión, y sin duda tienen buenas razones para creerlo así. Todos hemos visto que aún cuando las condiciones económicas no son las mejores, las Casas en venta y la industria que las rodea siguen estando presentes como parte fundamental de la actividad económica.
El comportamiento del mercado de la Venta de casas durante una recesión es muy singular, ya que se puede notar que este no se ve significativamente afectado en su actividad y dividendos. Esto se debe a varios factores. A continuación vamos a establecer cómo la Venta de departamentos y otros inmuebles puede ser ideal para la formación de una cartera de inversión, aún durante una recesión económica.
La industria inmobiliaria en tiempos de crisis
Mientras la economía no está en su mejor momento los precios de los bienes raíces suelen seguir aumentando, esto incluso cuando la Bolsa de Valores experimenta caídas fuertes. Por su parte los inversionistas, durante una recesión, suelen buscar oportunidades de inversión con las que puedan multiplicar sus ganancias. En ese contexto el negocio de los inmuebles son un refugio seguro, ya que su valor se mantiene a la alza aún en las peores condiciones bursátiles o monetarias. Es por eso que, por ejemplo, los anuncios de terrenos en venta siguen proliferando en todo momento, incluyendo aquel en el que existe una desaceleración económica e incluso una recesión.
Algunos inversionistas pueden pensar que las recesiones provocan que el valor de los inmuebles disminuya, basados principalmente en la experiencia de la llamada burbuja inmobiliaria. Nada más alejado a la verdad, ya que el mercado inmobiliario es uno de los que mejor resisten los embates de fenómenos como la depreciación de la moneda. De hecho, por definición, es sumamente difícil que un inmueble disminuya su valor, mientras que por el contrario, las posibilidades de que lo aumente en un lapso relativamente corto son enormes y se pueden comprobar a simple vista en prácticamente cualquier región.
El mercado inmobiliario en México
La reducción en la demanda de inmuebles que puede traer consigo una recesión no implica que invertir en el ramo sea un mal negocio. De hecho la reducción en la demanda permite encontrar mejores precios en muchos de los casos, lo que conlleva una mayor ganancia, porque con toda seguridad el precio de ese inmueble volverá eventualmente a subir en el futuro. Eso sin mencionar que las grandes constructoras e instituciones bancarias suelen vender con mayores facilidades en una crisis que en tiempos de bonanza. Esta es una gran ventaja que ofrece la inversión en bienes raíces dentro de una recesión, ya que a diferencia de las acciones bursátiles (que aumentan su volatilidad cuando los tiempos son difíciles) o de los metales preciosos, los inmuebles suelen ser más simples de adquirir cuando se presenta una crisis de este tipo, y el aumento de su valor en los años siguientes a la compra está prácticamente asegurado.
Si bien es cierto que en México los costos de construcción están muy relacionados con el precio del dólar y la depreciación del peso provoca un aumento en los mismos, también lo es que en estas condiciones es mucho más fácil adquirir un inmueble (por las facilidades descritas arriba) y al mismo tiempo las alzas constantes aumentan rápidamente el valor de lo que se adquirió.
Pero si lo analizamos desde una perspectiva básica, llegaremos a la que quizá es la mayor verdad del mercado inmobiliario: la permanente (e imperecedera) necesidad de las personas por un lugar donde vivir es un factor que dota de un auténtico blindaje a esta industria, considerada altamente rentable para los inversionistas los 365 días del año.