Muchos no saben que el término nota roja, que se usa para definir a cierto tipo de ejercicio periodístico enfocado en la divulgación explícita de hechos violentos, es prácticamente exclusivo de México.
Se piensa que las raíces del concepto provienen del siglo XVI, en tiempos del imperio mexica, donde existía una figura denominada tecpuyutl, una especie de pregonero que informaba a las altas esferas mexicas sobre lo que sucedía dentro y fuera de su sociedad. Sin embargo, fue ya en el período colonial, donde se forjó el concepto de la nota roja ya con ese nombre, en hechos estrechamente ligados con la Santa Inquisición, que castigaba de manera sanguinaria a la población, y en muchas ocasiones anunciaba sus sesiones de tortura por medio de propaganda, que se distinguía en las calles gracias a un sello rojo, que representaba la autorización eclesiástica para la tortura o ejecución a realizarse.
Más tarde, ya en el siglo XIX, se comenzó a utilizar el término exactamente de la forma en que se usa hoy, refiriendo a los artículos periodísticos sensacionalistas que enfatizan en hechos violentos, frecuentemente ilustrados con imágenes explícitas. Una de las primeras noticias de nota roja que impactó profundamente a la sociedad mexicana, fue publicada en 1899, y describía el suicidio de una joven, lanzándose desde una de las torres de la Catedral Metropolitana. La nota estaba ilustrada por un dibujo atribuido a José Guadalupe Posada.
En México, han existido numerosas publicaciones de este género, entre las que destacan el periódico La Prensa y la revista Alarma!, y debido a ellas y a su arraigo popular, el término fue adquiriendo solidez a través del tiempo.