El singular bigote de Hitler, mismo que caracterizó al dictador alemán, poblado en el centro y recortado verticalmente a los lados, tenía su razón de ser desde el punto de vista de la propaganda y la estrategia políticas. Él decidió utilizar ese estilo de bigote para así diferenciar su imagen del resto de los políticos de la época, tal como grandes líderes mundiales lo habían hecho con determinado rasgo distintivo (por ejemplo Lenin, cuya barba lo distingue de cualquier otro líder). Lo que es un hecho, es que durante su participación en la I Guerra Mundial, el bigote de Hitler aún no era como sería recordado en lo sucesivo.
Se dice que cuando el ministro de prensa nazi, el Dr. Sedgwick, le propuso afeitárselo o dejárselo crecer normalmente, Hitler le respondió: “si no está de moda ahora, lo estará luego, porque yo lo uso”, y mucho tuvo de razón al decirlo el líder de los nacionalsocialistas.
Otra versión, proveniente de un ex compañero suyo durante la I Guerra, Alexander Frey, señala que Hitler recibió la orden de uno de sus superiores en el Ejército, ya que el estilo de bigote 
que él usaba -derecha- no le permitía utilizar correctamente la máscara antigas.
